DE SOMBRA Y RUINAS
En ocasiones el azar permite que se cruce en
tu camino algo inesperado que te hace reflexionar y dar un giro a tus
pensamientos. No recuerdo bien si se trataba de buscar materiales para mis
alumnos de bachillerato que estaban leyendo poemas de César Vallejo, tal
vez Pedro Páramo de Juan Rulfo. Lo cierto es que me encontré
con un vídeo de Daniel Reeves titulado "Sombra a sombra"
y que reunía unos versos del poeta peruano y, no por leídos, me dejaron de
sorprender; pues la unión de las imágenes desoladoras con los versos de Vallejo
me llamaron la atención poderosamente. En el vídeo se aprecian restos de
pueblos abandonados de España acompañados de una música andina, a veces
religiosa, y la voz tenue del autor. Abundan los planos detalle, los
encadenados y las imágenes de la destrucción de casas abandonadas. Recordaba de
aquel entonces el recitado con los versos en castellano o al menos
subtitulados, pero hoy se encuentran sólo en inglés.
Son poemas desgarradores. Uno pertenece
a Los heraldos negros (1919) y es una elegía escrita en memoria de
su hermano Miguel que murió con 26 años en 1915. Vallejo tenía a la sazón 23
años. Como se cuenta en este enlace, Miguel era extrovertido y jugaba con su hermano César,
mucho más tímido.
Hermano, hoy
estoy en el poyo de la casa,
donde nos haces una falta sin fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba: "Pero, hijos..."
donde nos haces una falta sin fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba: "Pero, hijos..."
Ahora yo me
escondo,
como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los corredores,
después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.
como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los corredores,
después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.
Miguel, tú te escondiste
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
Y tu gemelo corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
Y tu gemelo corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.
Oye, hermano,
no tardes
en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.
en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.
Otro poema pertenece a Poemas humanos
(1939) y tiene el mismo tono doloroso de la muerte que el propio Vallejo
augurara en ese Paris de 1938:
Todos han muerto.
Murió doña Antonia, la ronca,
que hacía pan barato en el burgo.
Murió el cura Santiago, a
quien placía le saludasen los jóvenes y las mozas, respondiéndoles a todos,
indistintamente: "Buenos días, José! Buenos días, María!"
Murió aquella joven rubia,
Carlota, dejando un hijito de meses, que luego también murió a los ocho días de
la madre.
Murió mi tía Albina, que
solía cantar tiempos y modos de heredad, en tanto cosía en los corredores, para
Isidora, la criada de oficio, la honrosísima mujer.
[…]
Murió mi eternidad y estoy
velándola.
En
el vídeo de Daniel Reeves se aprecia esa sensación de desolación y muerte que
expresan los poemas. Permanece en el olvido el tratamiento que di de ese
material a mis alumnos.
Las ruinas y la muerte han sido temas
atractivos y recurrentes en muchos escritores, especialmente en los poetas
románticos. Lo pudimos comprobar durante el viaje que hicimos a Heidelberg el
verano pasado con nuestros queridos amigos Elena y Nacho. Las ruinas del
castillo ejercieron en los escritores románticos Joseph von Eichendorff, y
Friedrich Hölderlin probablemente las mismas emociones que sentimos nosotros al
contemplarlo paseando por los jardines que lo circundan y desde el Camino de
los Filósofos, donde encontramos sendos monolitos dedicados a estos poetas
alemanes. En el de
Eichendorff aparece esta cuarteta: “Schläft ein Lied in allen Dingen / Die da träumen fort und
fort / Und die Welt hebt an zu singen / Triffst du nur das Zauberwort.“ Habla de la poesía oculta en el mundo y en
traducción de mi amigo Nacho sería: "Una canción duerme en todas las cosas
/ que sin cesar siguen soñando / y el mundo comienza a cantar / en cuanto
encuentras la palabra mágica." La inscripción de Hölderlin se refiere a su poema elogiando
a Heidelberg, son sus cuatro primeros versos: "Lange lieb ich dich schon, möchte dich, mir zur Lust, / Mutter nennen und dir schenken
ein kunstlos Lied, / Du, der Vaterlandsstädte / Ländlichschönste, so viel ich sah." (La traducción de Federico Gorbea en la edición
de la obra poética completa de Hölderlin, dice: "Hace ya mucho que te amo
y quisiera / llamarte madre y ofrecerte una canción sencilla / Oh tú, la más
hermosa / de todas las ciudades de mi patria que he visto."
Precisamente
en mi libro El eco de las voces hay
un poema titulado “ruinas” que surgió tras un retiro que hicimos en Riospaso
con el maestro taoísta Juan Li y Escuela de Vida. Riospaso es un pueblo casi abandonado
en el valle del Huerna, cerca de Pola de Lena en Asturias. Algunas de sus casas
destruidas por el paso del tiempo me recordaban el pueblo de mis padres,
Tomellosa de Tajuña en Guadalajara, también casi abandonado; aunque hay cierta
actividad los fines de semana y eso ha contribuido a que el pueblo tenga una
apariencia bastante bella.
La nostalgia está presente en esas ruinas
que se acercan a nuestros sentimientos más íntimos y profundos y que nos evocan
que todo tiene un fin. He aquí mi poema:
Si
el agua brotaba continua,
si
el vergel asomaba a las puertas,
si
la semilla germinaba con la bondad de los días
y
el blando y cálido Apolo llenaba los huecos,
en
qué momento la pérdida renunció al placer,
en
qué momento se anunció el abandono.
Hoy
ya no se blanquean las paredes,
ni
siquiera hay lentitud en el paso del ganado,
sólo
el silencio encontró su cauce
y
la destrucción reveló la belleza.
Hay
apenas tres peldaños que conducen al vacío
mientras
resuena el rumor del torrente,
agua
a la búsqueda del desnivel.
Aún
se oyen varios pasos tras los senderos
y
sólo el fuego de la Casina de Luisa
alumbra
la soledad del Huerna.
Escondido
en los vértices de la mirada
sobrevuela la imagen de la desaparición.
¡Preciosa entrada Juan Carlos, al igual que tu poema!
ResponderEliminarMuchas gracias, Alejandro. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarEspero que todo vaya bien para ti y tu familia.
Abrazos.
13 Kms. más arriba de Riospaso está el Puerto de La Cubilla, y Puerto Pinos, que forman parte del Parque Natural de las Ubiñas La Mesa, zona que es una maravilla. Lo he cruzado en varias ocasiones desde la zona de San Emiliano en Babia, en un recorrido que transcurre unos cuantos kilómetros por pista de tierra, hasta llegar al puerto y bajar por Tuiza y Riospaso hasta Campomanes para enlazar ya hacia Oviedo. Una vuelta de narices pero en primavera ya avanzada y otoño merece la pena. Con los pastos de la zona del puerto, hay un litigio de propiedad y uso entre la comarca de San Emiliano(León) y Mieres y Pola de Lena (Asturias), que se remonta al Siglo XII.
ResponderEliminarhttps://www.diariodeleon.es/articulo/revista/vaqueros-asturianos-territorio-comanche/20060618000000845073.html
Estás bien documentado de tu tierra. Estuvimos por esos puertos en julio de 2018 y el panorama es maravilloso. ¡Cómo gozamos!
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