martes, 11 de mayo de 2021

FRIEDRICH HÖLDERLIN

 FRIEDRICH HÖLDERLIN (1770-1843)



Quien fuera uno de los poetas románticos más influyentes tuvo una vida dedicada al estudio. a la educación y a la poesía y, como señala Hans George Gadamer en La dialéctica de Hegel: "padeció la desgracia como poeta y como hombre", pues sus 36 últimos años los acabó confinado en la torre de Tübingen por su locura.

Desde muy joven perdió a su padre y a su padrastro y su madre le encaminó a la vida religiosa. Entró en el seminario de Denkendorf en 1784, continuó su desarrollo en Maulbronn dos años después y con dieciocho años ingresó como becario en el seminario de Tübingen, donde fue condiscípulo de Hegel, Schelling, Neuffer, Magenau o Stäudlin. Las normas impuestas a los becarios eran sumamente estrictas y de infringirlas podrían acabar en la cárcel. Recuerdo la visita que hicimos hace unos años a Heidelberg y pudimos comprobar cómo era la cárcel de los estudiantes (Studentenkarzer) de la época del autor. En las fotos adjuntas se aprecia de qué manera las ilustraban. 

Hölderlin siempre aprovechó satisfactoriamente sus  estudios. Terminó como magíster porque no se dedicó al mundo religioso, sino que se convirtió en educador personal de determinados hijos de familias adineradas de la región. Para entonces ya había contribuido con magníficos poemas en revistas y almanaques de la época y se encaminaba a la continua reescritura de su Hiperión o El eremita de Grecia.

Imbuido por las ideas republicanas surgidas en la Francia de la revolución, su visión del mundo chocó con la ideología predominante en la todavía inexistente Alemania. su punto de vista sobre la educación tiene la influencia de Rousseau como se aprecia en este texto de la biografía novelada de Peter Härtling (Hölderlin. Una novela), basada fundamentalmente en la correspondencia del poeta: Hölderlin "condena la educación que le impartieron, que le mutiló, que le frustró, que le enseñó la humildad y le negó la razón, que insistió en la culpa general y en el castigo individual, que le había preparado para la teología e incapacitado para la vida [...] El educador tiene que acercarse al niño en su esfera privada para convertirle en un individuo autónomo." A ello se refiere con estas palabras: "Tengo que sacar al niño de su estado de inocencia, del marco estrecho de su instinto, del estado de naturaleza, para conducirle por el camino que le permita ir hacia la cultura, tengo que despertar en él al ser humano, despertar sus necesidades superiores, una vez conseguido esto, puedo y debo obligarle a mantener siempre vivas estas necesidades y a empeñarse en tratar siempre de satisfacerlas."

Como preceptor del hijo de Jacob Gontard conoció a quien inmortalizó en sus poemas como Diotima y a la que amó desesperadamente hasta la muerte de ella. Se trataba de Susette, la mujer de Gontard. Peter Härtling recrea el momento de su enamoramiento: "No sé cómo empezaron las cosas, si se confesaron ya su amor en este refugio veraniego [en Pfingstweid, al este de Frankfurt], si paladearon ya su creciente y mutuo interés y la creciente tensión, también, sin expresarla con palabras. son detalles sin importancia -ya sabemos lo que es esto- que les conmueven o les hacen sufrir: el roce ligero de su hombro contra el brazo al pasear, el sonido de una sonrisa que de repente suena de otra manera, el que ella le llame involuntariamente mi querido, el que, al finalizar la lectura, la mano de ella se demore en la suya." Diotima es la amada recreada en Hiperión que acompaña al protagonista en busca de la libertad deseada para transformar el mundo a través de la poesía. 

De todos los poemas dedicado a su querida amada destacaré este fragmento:
"Tú, tú que reconciliaste antaño a los elementos ven a apaciguar en mí
gracia de las musas celestes, el caos del tiempo,
ven a cubrir el clamor de las batallas de los cánticos de paz del cielo,
hasta que en el corazón mortal del que está desgarrado reine aún la unión, 
hasta que del remoto abismo del tiempo renazca fuerte y alegre
la inmensa y serena naturaleza del hombre.

Las habladurías de ese amor mutuo propiciaron el despido de Hölderlin, aunque no impidieron que continuaran viéndose a escondidas. La muerte de ella dio comienzo a la terrible pesadumbre del poeta y a su agónico estado de dejadez y locura que le condujo a vivir hasta su muerte alojado en la torre de Tübingen gracias al carpintero Zimmer.

La estética de Hölderlin se manifiesta con absoluta vehemencia en todos sus textos. En la novela epistolar Hiperión dice: "olvídate de que hay hombres, miserable corazón atormentado y mil veces acusado, y vuelve otra vez al lugar de donde procedes, a los brazos de la inmutable, serena y hermosa naturaleza." La poesía es el medio idóneo para expresar su visión: "No puedo concebir ni comprender la historia sin un sentido estético. Y esto es lo que vuelve a poner a la poesía en el sitio que le corresponde de educadora de la humanidad."  Martin Heidegger en su breve ensayo Hölderlin y la esencia de la poesía señala algunos términos relativos al concepto de poesía expresados por el poeta romántico; "Es la más inocente de todas las ocupaciones", pero a la vez "se le ha dado al hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje, para que con él cree y destruya, se hunda y regrese a la eternamente viva, a la maestra y madre." En estos términos resuenan los ecos de F. Nietzsche cuando apunta en El nacimiento de la tragedia que "sólo como fenómeno estético está justificada la existencia del mundo." Es como si el arte poética se convirtiera en la esencia de todo lo humano y su desarrollo consiguiera la transformación en una nueva religión, como así plantearon él y sus amigos Hegel y Schelling. En Hiperión se nos dice "El primer hijo de la belleza humana, de la belleza divina, es el arte." Y la poesía es la semilla que propicia esa belleza.

Es más que evidente la deuda que todos los poetas tenemos contraída con los escritores románticos y en especial con Hölderlin. En cierta manera uno de de mis poemas tiene esa influencia. Me refiero al poema que titulé "Palabra" y que cierra El eco de las voces, si bien está inspirado en un comentario del poeta sirio Adonis: "el hombre escribe y lee para liberarse, para destruir el poder -celeste o terrestre- no en nombre de otro Dios padre, sino en nombre del hombre mismo". En mi opinión contiene evidentes referencias de la obra del poeta alemán. Aquí se puede apreciar:

Sólo la palabra nos salva del espejismo
convierte la lucha en reclamo
fruto de inigualable savia.
La palabra es nuestra religión,
la inercia con que se rechaza
la liturgia del dios del sufrimiento,
de la lágrima avergonzada,
del camuflado perdón
que evoca la causa del poder.
La palabra anuncia lo desconocido
y convierte la obediencia
en la ansiada libertad.

Estos versos de su tragedia La muerte de Empédocles están puestos en boca del filósofo de Agrigento y dirigidos a su discípulo Pausanias, pero bien podrían estar referidos al propio Hölderlin como si él nos recitara en primera persona y nos ofreciera su resplandor en un espejo:

Cuando el espíritu floreció en mí, como floreces
tú mismo, te conocí, y lo grité, estás vivo,
y cuando, sereno, caminas en torno a los mortales
y, cn tu juventud celeste, haces resplandecer
la favorable luz que de ti emana sobre todas las cosas,
para que todas tengan el color de tu espíritu
la vida para mí también hizo poema.