domingo, 24 de octubre de 2021

DE LA INTERPRETACIÓN DE SIGNOS

¿OBJETIVIDAD? 




Resulta paradójico cómo un mismo hecho, un idéntico texto o una misma imagen puedan suscitar diversas lecturas, incluso opuestas. Lo vemos ante cualquier acto político, como la declaración reciente de Otegi sobre los asesinatos de ETA, la posible recuperación de la economía española tras la pandemia, el polémico tema de los toros y su inclusión en la cultura nacional, el improbable voto de Lorca a algún partido político actual...; y observamos de qué manera lo interpretan tertulianos e ideólogos del poder y del contrapoder dependiendo de su color político. 


Al ver el documental Las Hurdes, tierra con alma: 80 años en las Hurdes de Buñuel, a partir de la película Tierra sin pan (1933) del director aragonés, me ha llamado la atención que las imágenes aún hoy, como en su momento, producen dos posturas bien diferentes: aceptación   de la película como una terrible realidad que había que denunciar y cambiar, o bien, como una exageración que no se correspondía con lo que realmente sucedía en aquel lugar del norte de Cáceres. 

Como dice en un momento de ese documental Agustín Sánchez Vidal, a veces se confunde la realidad con la representación que se hace de ella, es decir, los fotogramas de la película por más que quieran reproducir la realidad no son la realidad misma, sino un mero icono de ella. Ello me recuerda la pintura de René Magritte Ceci n'est pas une pipe, pues cualquiera, en un principio, se puede sentir engañado por el texto al ser representada en la imagen una pipa; pero si se analiza con juicio crítico se observa que el signo y la realidad no se corresponden en términos de igualdad física. En el caso de Tierra sin pan, Buñuel y sus colaboradores crearon una obra de arte y no hicieron sino algo similar a lo que vemos en el cuadro de Magritte: sus imágenes no dejan de ser sino una representación de la realidad, pero quisieron denunciar la vida miserable de aquellos despojos humanos. Si se desea una interpretación objetiva del documental es preciso analizarlo con cierta dedicación, estudiar cómo era la España de aquella época, contextualizar el mensaje y valorarlo en su periodo adecuadamente. 

Existe otro vídeo de una visita que realizó el rey Alfonso XIII once años antes de que se produjera el de Buñuel y ya entonces se hablaba de que allí "siete mil habitantes mueren de hambre y abandono". Dicho esto parece más que justificada la denuncia que provocaba la película Tierra sin pan.

Volviendo a los temas mencionados en el primer párrafo, es preciso analizar los mensajes que recibimos con el criterio más crítico que podamos, de manera que estemos alerta a las intenciones espurias de algunos de ellos; en definitiva, no debemos ser meros espectadores ni repetidores de aparentes informaciones malintencionadas. Habrá que valorar con juicio crítico para formar nuestro punto de vista sobre noticias e ideas con que nos bombardean constantemente los medios de comunicación y, como decía L. Wittgenstein con que cerraba su Tractatus logico-philosophicus, (cito de memoria): de lo que no se puede hablar mejor no decir nada. 

Para conseguir ese juicio crítico, al margen de modas, es imprescindible una buena educación que nos ayude a buscar los datos pertinentes y lograr con ello una información cercana a la verdad, ya sabemos lo difícil que es esto, basta recordar lo que apuntaba al respecto María Zambrano: "decir la verdad es imposible, o es nefanda o es inefable"; aun así intentaremos formarnos para conseguir nuestra visión personal de actos, noticias, etc. con criterios objetivos y al margen de las malas artes de algunos.