martes, 14 de julio de 2020

Mentiras

BULOS

Los niños a veces cuentan mentiras para salvaguardar su integridad ante un hecho que se les prohíbe y, si observan que les funciona bien, es más que probable que vuelvan a mentir, incluso en situaciones que no dependan ya de prohibiciones o restricciones, es decir, aprenden a partir de experiencias y comportamientos personales que les son favorables o desfavorables. Se trata del clásico aprendizaje enunciado por B. F. Skinner y denominado condicionamiento operante.
    En la literatura, la mentira es fundamental para desarrollar cualquier ficción que contenga datos de la realidad, especialmente cuando esos datos incluyen nombres de personas de reconocido relieve histórico o de otro tipo. Basta volver a mis cuentos por entregas en este mismo blog que he titulado "Borgiana" y "Conferencia en Santo Domingo" donde se nombra a Jorge Luis Borges y a Manuel del Cabral, entre otros. Pero, ¿qué sucede cuando la mentira se expresa en medios que deben reflejar la realidad y dar cuenta de hechos que han de ser considerado verídicos? Hoy comprobamos que las mentiras se expanden en medios de difusión y en las redes sociales como foco de exhibición y opinión.
    Es intolerable que en medios de comunicación de supuesto prestigio aparezcan mentiras, bulos, patrañas o, como ahora se llaman, fake news, cuando debería primar la objetividad, en especial en las noticias que no requieren la opinión de los periodistas. Generalmente, en esos medios no se consulta la veracidad de la información porque persiguen otros intereses que no son los propios de la comunicación y ello se demuestra pues cuando se desvela la mentira, no hay retractación ni corrección. Bulos para condicionar el voto en unas elecciones, para desprestigiar a una persona pública o a un colectivo, para influir negativa o positivamente sobre determinados temas de actualidad...
    Me interesa analizar la etimología de la palabra bulo documentada por primera vez en el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana de de Joan Corominas en 1920 ya con el significado actual de 'noticia falsa'. Su origen es una «voz jergal, tomada probablemente del gitano bul 'porquería, excremento' (propiamente 'trasero'); en el cambio de significado pudo influir bola 'mentira', 2º cuarto de siglo XVIII, aplicación figurada de bola 'esfera', en el sentido de 'cosa hinchada'.» Las referencias no dejan de ser meras interpretaciones del lingüista. en el Diccionario Español-Gitano-Germanesco de F. M. Pabanó aparecen los términos bul y 'ano, trasero', además de buló 'embuste, mentira'. Salvo que sea un errata ese acento agudo, parece difícil explicar el origen de bulo desde su homónimo buló. Curiosamente sí aparece en este mismo diccionario el término bulero, era 'embustero, era; falso, sa; mentiroso, osa' y bulería 'embuste, embustería'. Si consideramos que las palabras se forman por derivación, es lógico pensar que bulero y bulería deben generarse desde la palabra bulo y no desde buló. La relación con el 'trasero' la dejamos al imaginario del lector.
    Lo que no sabemos ‒aunque lo dejamos caer‒ es la posible relación entre bulero y buldero, reconociendo que el personaje del tratado quinto del Lazarillo es un buldero y se caracteriza por ser un embustero desalmado que vende bulas falsas. De aquí se podía extraer cierta semejanza entre bulas y bulos. Quizás esa letra "d" que separa al bulero del buldero tenga que ver con el deseo de la Iglesia por no identificarse con el significado gitano de embustero.

    Escuché hace unos días en Radio Nacional que los temas en que los bulos son más frecuentes se refieren al feminismo, a la homofobia y a la inmigración. Podríamos añadir a determinados partidos políticos y sus representantes. Ello genera odio a determinadas personas, colectivos o instituciones. ¿Qué se persigue con ello? ¿Por qué irradiar el odio y el desprecio? ¿Por qué hay personas que reproducen y consienten esos mensajes a sabiendas de que son falsos? ¿Por qué hay personas que, desconociendo la veracidad del mensaje, lo repiten constantemente? ¿Desconocen que esos bulos dañan la convivencia de todos los ciudadanos?

    Me gustaría ampliar esta entrada con un poema de El eco de las voces donde apunto la necesidad que tenemos de admitir al extranjero en nuestro país no sólo porque traiga dinero como turista o porque facilite el trabajo necesario en el país, sino por una simple y llana cuestión de hospitalidad. Debemos aceptar a otras personas tal y como son. El poema se titula "Canto" y habla de las trabajadoras inmigrantes de Ventas de Zafarraya (Granada) identificándolas con los esclavos negros de América que reproducían con su canto algo más que su tristeza por la lejanía de su país querido.

  Escucha la canción que acompaña a las temporeras que recogen el fruto que llega a tu mesa, es un canto lleno de silencio, de la emoción que ahoga su nostalgia. Es la misma melodía de los hollers de Texas que aminoraban su sudor con rabia de la balada. La misma música del gañán que arrastraba su vertedera y ajustaba el paso de su caballería con el grito desgarrado de la queja.
  Escucha su silencio secular y mira sus manos endurecidas, cada grieta es una ofrenda que alimenta tu bienestar, como la música de negros esclavizados, viajando en las alas de un ficticio pájaro mientras sus pies apenas se distancian del surco de algodón que enriquece al terrateniente.
  Escucha el dolor de su ausencia; no hay soledad en su canto, en la distancia el corazón de su familia late en la misma frecuencia con que entona tristes melodías.

viernes, 3 de julio de 2020

Distancias

DISTANCIAS


    Tras la publicación de Instituto público (Ediciones Irreverentes, 2017, 2ª edición 1918) me veía obligado a presentar una segunda obra de teatro juvenil que tuviera una estructura y temática similares a aquella por la aceptación que había tenido entre el público adolescente y también porque ese público devoto de la pieza me pedía que continuara con una segunda parte que aclarara el suceso final entre los protagonistas Joaquín y Sheila. Espero haberlo conseguido con esta pieza teatral.
    Como el autor es quien decide lo que debe hacer, me pareció que tenía que consolar a ese público que me pedía un desenlace; pero en la nueva obra no quería volver sólo sobre las situaciones de adolescentes, sino que deseaba desarrollar las circunstancias de lo que hoy es real en muchas familias: la relación de un joven y su hermano pequeño con sus padres que se ven obligados a estar ausentes de casa por cuestiones laborales casi todo el día. 
    El título de Distancias, aunque parecería que tiene en cuenta las circunstancias actuales de separación entre personas por la pandemia, en realidad se refiere a las diferentes relaciones que mantiene el protagonista con su familia y con sus compañeros de clase, especialmente con Irene. 
    La obra estaba escrita antes de que se conociera esta realidad que nos sumerge a veces en esta desolación de aislamiento social y se iba a presentar en el mes de marzo de 2020. Ahora la coyuntura obliga a una presumible presentación cuando todo se normalice. Mientras, cabe la posibilidad de conseguir el libro a través de este enlace de la editorial: 
http://www.edicionesirreverenteslibreria.com/epages/ea9759.sf/es_ES/?ObjectPath=/Shops/ea9759/Products/2152